La acelga es una de las hortalizas más fáciles de cultivar; muy recomendada para principiantes, pues practicamente no tiene plagas ni enfermedades, además de ser muy fructífera, dando hojas hasta por dos años. No por nada fue una de las primeras cosas que sembré en mi huerta.
A las 3 o 4 semanas habían ya crecido lo suficiente para ser transplantadas. Fue mi primera experiencia transplantando y fue todo un éxito: ni una sola plántula se marchitó.
Después de un mes ya había comido acelgas de mi huerta. Tras 2 meses comencé a regalarla a mis parientes. Y ahora que han cumplido 3 meses, con una altura de 60 centímetros, son como un imán para los ojos de las visitas, quienes quedan sorprendidas por su tamaño y frondosidad, casi como si fuera una invasión de malezas. Con las 15 plantas de acelgas en la huerta, creo que es lo que más abunda después del pasto.
La variedad de acelga que sembré es la que viene en los paquetitos de semillas que vende Hortadif: "Ford Hook Giant".
Finalmente, he descubierto que hay tres momentos en los que se puede cosechar la acelga, y que cambian su sabor.
1, cuando las hojas son tiernas, de entre 2 a 4 semanas, se pueden comer crudas, como ensalada, con un sabor suave.
2, de un mes o más tiempo, cuando las hojas miden al rededor de 30 centímetros, y son las típicas acelgas que se encuentran en los mercados.
3, cuando las hojas son grandes, superando los 40 centimetros, con tallos gordos, tienen un sabor a "tierra" y son un poco saladas. De hecho se pueden cocinar sin agregar sal. Es mi tipo favorito de acelga.
