A sembrar leguminosas: ¡Garbanzos!

 

    

      Me considero un adicto a las leguminosas. Me gustan tanto como mi aversión a la carne. Siempre he dicho que se debería de comer leguminosas cada día. Tal empresa no es tan dificil, considerando la gran variedad de leguminosas que existen: frijol, chicharo, garbanzo, lenteja, haba, etc. Estoy pensando seriamente en planear un calendario donde tenga siempre una leguminosa en el menú.  

     Lo único que puede frustrar mis planes es el tiempo de cocción, ya que la mayoría de las leguminosas se consiguen secas; y para su preparación se requiere en verdad una planeación para ponerlas a remojar la noche anterior. No conozco los garbanzos frescos, por ejemplo. Estoy habituado al grano duro que pongo en la olla a presión por una hora para que quede suave para comer. Es ésta la primera gran razón por la que decidí sembrar mis propias leguminosas, como el garbanzo, en mi huerta: tener granos frescos. 

     La segunda gran razón es que la tierra donde las he plantado es una tierra que jamás ha sido cultivada, con piedras, arenosa y que no luce nada buena a simple vista. Una de las características más maravillosa de las leguminosas es que no son muy exigentes respecto a la calidad del suelo, es más, aportan nutrietes, como el nitrógeno:

"Las leguminosas realizan un intercambio mutuo con unos microorganismos del suelo llamados bacterias fijadoras de nitrógeno, que las proporcionan su propio fertilizante".  [Brian A. Williquette. (1985). Enciclopedia de la huerta familiar. Madrid. EDAF]

     La forma que encontre más adecuada para sembrar garbanzos es de a 3 semillas en pocetas espaciadas 20 cm. una de la otra. De este modo, cuando las plantitas nacen, tienen suficiente espacio para crecer en libertad. En mi huerta yo sembré en dos surcos largos 2 metros,  separados 60 cm entre ellos.

 

     Finalmente agrego el video de mi experiencia, esperando, como siempre, que a algún otro apasionado por la agricultura, de pulgar verde,  le pueda ser de utilidad.